lunes, 7 de mayo de 2018

Lunes 7 de mayo

Lunes de la 6ª semana de Pascua

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 15,26-16,4a

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Cuando venga el Defensor, que os enviaré desde el Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, él dará testimonio de mí; y también vosotros daréis testimonio, porque desde el principio estáis conmigo. Os he hablado de esto, para que no tambaleéis. Os excomulgarán de la sinagoga; más aún, llegará incluso una hora cuando el que os dé muerte pensará que da culto a Dios. Y esto lo harán porque no han conocido ni al Padre ni a mí. Os he hablado de esto para que, cuando llegue la hora, os acordéis de que yo os lo había dicho."

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Jesús no pinta a sus seguidores un mundo de color de rosa. Jesús advierte: os excomulgarán, el que os dé muerte pensará que da culto a Dios...
Creer y seguir a Jesús no es tener un pararrayos que nos libre del dolor.
            “Señor, gracias por decirnos la verdad”
            “Líbranos de la mentira, del engaño”
            “Ayúdanos a aceptar y a decir la verdad, aunque nos duela”

Ante la dificultad, ante el dolor, Jesús nos asegura: Os enviaré desde el Padre al Defensor, al Espíritu. El Espíritu nos da entereza y esperanza, y también vosotros daréis testimonio:

            “Envíanos Señor tu Espíritu de verdad y fortaleza”
            “Envía tu Espíritu Defensor a los que ya se doblan”

Con el Espíritu, los malos momentos se convierten en oportunidad para dar testimonio. Los mártires han dado testimonio de fe desde el dolor y la muerte. Muchas personas enfermas, encarceladas, con problemas familiares, laborales y sociales... dan testimonio de su fe, dan testimonio de la grandeza de Dios en la debilidad de su vida.

Inunda, oh Dios, con el torrente de tu audacia
al hombre llamado a ser tu testigo:
que su compromiso a favor de los pobres
y su estar al lado del necesitado y desvalido
ayuden a desvelar tu imagen
de un Dios que aborrece toda iniquidad;
que la experiencia de tu amor en su vida
sea como lluvia y rocio
que hagan fértil la tierra baldía de nuestras desesperanzas;
que la paz de su corazón y de sus palabras
hagan posible el abrazo de todas las ideas y creencias;
y que nos ayude a comprender que el único enemigo del  hombre es que niega o hace imposible al hermano
su vocación de amor universal.

Caigan rendidos ante la fuerza de su testimonio
los que defendían la necesidad de la guerra
e incrementaban el poder de las armas aniquiladoras;
que los poderosos de este mundo alcancen a ver en él
que todo poder es corrupción
cuando no es servicio desinteresado.
Pues la vida de un desheredado es más valiosa a tus ojos,
Señor, que todas las culturas y civilizaciones
que se sostienen a costa de la miseria de muchos.

¡Jamás nos falte un testigo de tu amor!
Sólo él hará ahondar en la perfecta alegría,
porque cambiará nuestros cultivos de egoísmo
en campos ubérrimos de comunión y amistad;
sólo él conseguirá que sea bendición
la maldición de mutua desconfianza
que hoy pesa sobre el hombre;
sólo él, porque aceptó, con el sacrificio de su vida,
ser sendero de Dios entre los hombres:
aurora de un mundo nuevo bajo el signo de la fraternidad.

¡Bendito el Dios de rostro humano,
único que eleva al hombre al gozo de ser su testigo!
¡Bendito el Dios que nos envía signos clarividentes
de su amor hecho carne, presencia, riesgo!
¡Bendito el Dios que consagra los pasos de su elegido
con el cuenco abundante de la esperanza
que derriba todo muro de lo imposible!

La tierra estrenará nuevo traje de fiesta
allí donde los oídos se abran
a la palabra hecha carne del testigo de Dios.


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

domingo, 6 de mayo de 2018

Domingo 6 de mayo

Domingo de la 6ª semana de Pascua B

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 15,9-11

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
"Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor.
Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud.
Éste es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado.
Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus  amigos.
Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando.
Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer.
No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto dure.
De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé.
Esto os mando: que os améis unos a otros.» 

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Podemos imaginar con dificultades cómo ama un padre o una madre a su hijo. Pero no podemos si quiera sospechar cómo ama Dios Padre a Jesús, su Hijo. Con este amor infinito nos ama Jesús. Y la aventura más preciosa que podemos emprender es dejarnos amar, acercarnos al fuego del Amor, sentir cada día con más intensidad la fuerza y la ternura de ese Amor.
            “Gracias Señor por amarnos así, sin medida ninguna”
            “Haznos sentir tu amor, Señor”
            “Perdona y cura la dureza del corazón que no se deja amar”

Para permanecer en el Amor de Dios, Jesús nos enseña un camino seguro: cumplir los mandamientos. Y el mandamiento más importante es: amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo.
            “Señor, envía sobre nosotros tu Espíritu de amor”
            “Ayúdanos a trabajar cada día por amor y con amor”
            “Que nuestra oración sea una expresión de amor que nos une”

En la senda de los mandamientos, llamada también del amor, nos tropezaremos con una buena compañera de camino: la alegría, la Alegría plena, la Alegría de Dios.
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?

Podemos concluir acogiendo y respondiendo a esta “carta” que Jesús nos dirige

A vosotros, que compartís mi proyecto
y lo lleváis a cabo;
a vosotros, que recibís mi Palabra
y la ponéis en práctica;
a vosotros, que os reunís en mi nombre
y evocáis mi presencia
os llamo amigos.

A vosotros, que sois fuertes
en vuestra debilidad;
a vosotros, que os mantenéis firmes
en la opción evangélica;
a vosotros que progresáis en la fe
puesta en acción,
os llamo amigos.

A vosotros, dispuestos a dar la cara,
a arrimar el hombro, a echar una mano;
a vosotros con quienes se puede contar
de manera incondicional
para toda buena causa,
os llamo amigos.

A vosotros que afrontáis la realidad
e intentáis mejorarla;
a vosotros, que no renunciáis a la utopía
y camináis hacia ella;
a vosotros, que dáis una oportunidad
a un futuro mejor,
os llamo amigos.

A vosotros, que celebráis lo que creéis
y compartís lo que tenéis;
a vosotros en la fiesta y juntos en la lucha;
a vosotros que tenéis mis sentimientos y mi Espíritu,
os llamo amigos.

-------------------------


¿Sabes la noticia del día?
Jesús nos llama.
Nos llama a su despacho.
Nos llama Jesús.
¡Jesús!

Escucha:
Ahora mismo pronuncia tu nombre.
Te llama.
¿le oyes?
A ti.
Jesús.
Te está llamando.
Te está llamando….

Aquí no hemos venido ninguno por iniciativa propia.
No nos hemos juntado nosotros.
Estamos, porque Él nos ha llamado.

Él te ha conocido primero.
Él ha llamado a tu puerta.
Él te ha invitado expresamente.
“Ven, sígueme”
Nos ha reunido de muchos sitios.
Nos ha juntado Él.
Nos ha enviado Él.

Jesús me invita a expulsar espíritus inmundos, curar enfermedades y
proclamar que el Reino de Dios está cerca.

Patxi Lloidi (en «Mar Rojo» Ed. DDB)


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

sábado, 5 de mayo de 2018

Sábado 5 de mayo

Sábado de la 5ª semana de Pascua

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 15,18-21

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Si el mundo os odia, sabed que me ha odiado a mí antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo os amaría como cosa suya, pero como no sois del mundo, sino que yo os he escogido sacándoos del mundo, por eso el mundo os odia. Recordad lo que os dije: "No es el siervo más que su amo. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra." Y todo eso lo harán con vosotros a causa de mi nombre, porque no conocen al que me envió."

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

¿Qué es el mundo en este evangelio? No se refiere a aquello que está fuera de la religión o de la Iglesia. El mundo es la parte de humanidad, de nosotros mismos que se opone al plan de Dios. Todos somos un poco mundo. Nadie es bueno del todo o malo del todo.
            “Señor, danos sabiduría para descubrir el mundo que me rodea”
            “A veces también yo estoy en contra de tu proyecto. Perdóname”

Por eso, cuando emprendemos trabajamos por el Reino de Dios, cuando nos comprometemos en favor de los demás, cuando queremos seguir en serio a Jesús, nos tropezamos con dificultades en nuestro propio corazón, en la familia, en la sociedad y hasta en la Iglesia. No nos debe extrañar. Jesús nos lo advierte con claridad: Si a mí me han perseguido, a vosotros también os perseguirán.
            “Jesús, enséñame a encajar las dificultades, como tú,
              dame misericordia para perdonar a los que me persiguen, como tú,
              concédeme fuerza para ser fiel al Padre y a su Reino, contigo”

Señor:
¡Ahora si que es demasiado,
ya no puedo más!
Estoy agotado,
consumido de dolor,
agobiado de cargas,
doblado por el esfuerzo,
humillado por mis hermanos,
incomprendido por mis amigos.
Siento ganas de huir,
de escapar de todo lo que me hace sufrir.
Compréndeme, Señor:
He compartido mis conocimientos
y me han rechazado con desprecio.
He ofrecido mi ternura
y me han respondido con insultos.
He trabajado por la concordia
y me han arrinconado sin motivo.
He invertido mi tiempo por mejorar el mundo
y muchos sospechan de mis intenciones.
He anunciado tu amor y tu cercanía
y me miran como a un bicho raro.
¡Ah, Señor!
¿No es todo demasiado injusto?
Señor, ayúdame a comprender mis fracasos,
a darme cuenta de que si a ti te han rechazado
también a mi me rechazarán.
Ayúdame a reconocer y a pedir perdón 
porque también yo hago sufrir a personas buenas.
Señor, Tú me comprendes,
porque también Tú fuiste rechazado,
tuviste la sensación de que tu entrega era inútil,
sufriste la tentación de no beber el cáliz de la pasión
y quisiste refugiarte en la casa de los placeres sin compromiso.
Pero Tú seguiste adelante,
venciste al fracaso, al miedo, a la comodidad y al egoísmo.
Y ofreciste tu vida sin regateos,
lo diste todo, te diste del todo.
Señor, ayúdame a escuchar tu susurro que me dice:
"Ánimo. No tengas miedo. Sigue adelante.
Yo he vencido incluso a la muerte.
Y tú también vencerás.
Las semillas que sembraste darán el ciento por uno
y yo compartiré contigo mi vida resucitada".

4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

viernes, 4 de mayo de 2018

Viernes 4 de mayo

Viernes de la 5ª semana de Pascua

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 15,12-17

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
- Éste es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando.
Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer.
No sois vosotros los que roe habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto dure. De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé. Esto os mando: que os améis unos a otros.»

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

El amor cristiano, el verdadero amor está dispuesto a dar la vida. Se puede dar la vida de una vez para siempre y se puede dar la vida poco a poco. La primera forma es más espectacular y menos habitual, no está al alcance de todos. La segunda, por contra, es más gris y no se esconde ante nadie. Seguramente, dar la vida cada día, en cada momento nos va capacitando para poder dar la vida entera. Las cosas importantes no se aprenden en un minuto. A dar la vida se aprende dando la vida.
            “En mi trabajo, con los amigos y la familia,
              cómo puedo dar la vida, Señor?”
            “Señor, ayúdame a crecer en generosidad”
            “Perdona y cura el egoísmo que me paraliza”

Amaos
como yo os he amado y amo;
éste es mi deseo más íntimo
y mi único mandato;
es mi testamento y evangelio
porque quiero que seáis  mis amigos
y hermanos con los que comparto todo,
y no siervos, pedigüeños y esclavos.

Amaos,
y os sentiréis vivos,
y vuestro gozo se desbordará a raudales,
y os pondréis en camino sin miedo,
y daréis un fruto duradero,
y la tristeza quedará desterrada de vuestras entrañas,
y compartiréis mi alegría con todos,
y viviréis con plenitud día a día.

Amaos:
alzad la vista,
otead el horizonte,
fijaos en los detalles,
descubrid vuestros tesoros,
penetrad el misterio,
ved los signos nuevos,
¡miraos a los ojos!

Amaos:
respetad vuestras diferencias,
gozad vuestras riquezas,
abrid vuestro corazón,
daos;
no os retengáis,
no os adueñéis,
no os esclavicéis.

Amaos:
sed arco iris de color y vida,
de diversidad y unidad
de paz y compromiso,
de pluralidad y respeto,
de luz y solidaridad,
de esperanza y liberación,
de buenas noticias y liberación.

¡Amaos como yo os he amado y amo!
¡Y gozaros!

Florentino Ulibarri

-----------------------

Señor, perdóname, porque muchas veces trato a los demás como ellos me tratan a mí;
me dejo llevar por lo que me apetece en cada momento.
Tú, en cambio, no me tratas como merecen mis pecados:
tu amor desborda todos mis merecimientos y deseos.
Señor Jesús, enséñame a vivir, enséñame a amar, como Tú.
Que sepa hablar con amor y por amor, como tú.
Que sepa rezar con amor y por amor, como tú.
Que sepa poner a Dios Padre por encima de todo y de todos. con amor y por amor, como tú.
Que sepa trabajar con amor y por amor, como tú.
Que sepa obedecer y rebelarme con amor y por amor, cómo tú.
Que sepa transmitir la fe con amor y por amor, como tú.
Que sepa cumplir los mandamientos con amor y por amor, como tú.
Que sepa compartir con amor y por amor, como tú.
Que sepa renunciar a todo lo que nos separa de Dios con amor y por amor, como tú.
Que sepa servir con amor y por amor, como tú.
Que sepa llevar la cruz con amor y por amor, como tú.
Que sepa compartir mi tiempo y mi vida con amor y por amor, como tú.
Señor Jesús, que sepa vivir y amar como tú y unido a ti. Amén.

Jesús nos ha elegido. Nos ha elegido por amor, no por nuestra valía ni nuestros méritos. Nos ha elegido porque nos ama, porque quiere nuestra felicidad. Y nos ha elegido para enviarnos, para cumplir su misión, para hacer presente su amor en el mundo, en este mundo nuestro, tan dolorido como hambriento de amor.
            “Señor, gracias por pensar en mi, gracias por contar conmigo”
            “Ayúdame a ser transparencia de tu amor”
            “Enséñanos a curar las heridas del odio con el bálsamo de amor”

4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

jueves, 3 de mayo de 2018

Jueves 3 de mayo

Santos Felipe y Santiago, apóstoles

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 14,6-14

En aquel tiempo, dijo Jesús a Tomás: "Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí. Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto." Felipe le dice: "Señor, muéstranos al Padre y nos basta." Jesús le replica: "Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: "Muéstranos al Padre"? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, hace sus obras. Creedme: yo estoy en el Padre, y el Padre en mí.. Si no, creed a las obras. Os lo aseguro: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aún mayores. Porque yo me voy al Padre; y lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré."

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

“Yo soy el camino”. Él es el camino de la felicidad, el que camino que todos buscamos, aunque no lo sepamos. El camino que nos conduce a la paz.
            “Señor, estamos perdidos, llévanos a tu camino”
            “Gracias por ser nuestro camino y nuestro acompañante”
            “Enséñanos a mostrar tu camino de felicidad a todos”

“Yo soy la verdad”. En Él descubrimos la verdad de Dios y nuestra verdad. Él es Dios y es el hombre perfecto. Él nos ha descubierto los secretos del corazón de Dios: amor, misericordia, perdón, ternura... Y nos ha enseñado que nuestro corazón está llamado a ser como el de Dios.
            “Señor, sólo Tú eres la verdad, Tú tienes palabras de vida eterna”
            “A veces nos dejamos engañar por la mentira. Perdónanos”
            “Gracias, Señor, por las personas que son testigos de la verdad”

“Yo soy la vida”. Si seguimos a Jesús, si recorremos su Camino, si acogemos su Verdad, compartiremos su misma Vida, la Vida de Dios, la Vida eterna.
            “Gracias Señor por regalarnos tu misma Vida”
            “Señor, a veces estamos como muertos. Resucítanos”
            “Danos tu Espíritu para que tu Vida llegue a todos”

Señor, Tú eres el camino que conduce hacia el Padre, a la salvación. En las encrucijadas de la vida, cuando no sabemos por donde avanzar y tenemos la tentación de tomar los caminos más fáciles y cómodos, recuérdanos, Jesús, que Tú eres el camino más seguro que desemboca en la felicidad más plena y duradera.

Señor, Tú eres la verdad, la verdad sobre Dios, el hombre, la vida y el mundo. Tú nos has revelado que Dios es Padre, que Dios tiene corazón de madre, que el oficio de Dios es amar y perdonar. Tú nos has enseñado que todas las personas estamos llamadas a vivir como hijas de Dios y como hermanas. Tú nos has mostrado que el mundo es un gran campo que necesita brazos dispuestos a transformarlo en una casa abierta a todos. Ayúdanos a vivir de acuerdo con tu Verdad.

Jesús, Tú eres la Vida. Y has puesto en cada persona el deseo ardiente de vivir en plenitud. Solamente Tú, Cristo, puedes colmar el deseo de amor del corazón humano. Nadie como Tú da el valor y la alegría de vivir. Agradezco y acojo, Señor, el torrente de vida que me ofreces gratuitamente.

------------------------------

Aunque esté lleno de baches y piedras
y tenga infinidad de curvas,
aunque vaya por colinas y valles
y sean frecuentes las pendientes,
aunque sea estrecho y sin césped,
unas veces polvoriento, otras lleno de barrizales,
voy por él
siguiendo tus huellas,
soñando utopías,
buscando sombras,
anhelando metas,
disfrutando la experiencia.
Y Tú, que vas por delante,
te me revelas y ofreces cada día
como camino, verdad y vida.

Florentino Ulibarri


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

miércoles, 2 de mayo de 2018

Miércoles 2 de mayo

Miércoles de la 5ª semana de Pascua

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 15,1-8

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento mío que no da fruto lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto. Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará. Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos."

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Jesús es la Vid, es la Vida. Nosotros somos los sarmientos y por nuestras venas corre la misma Vida de Jesús... si permanecemos unidos a Él.

Permanecer no es estar a ratos, cuando me apetece, cuando lo necesito, cuando no tengo más remedio... El verbo permanecer es amigo del sustantivo fidelidad y del adverbio siempre.

A veces, “permanecer en Jesús” nos suena a castigo, a imposición, a condena. Si lo vivimos así, no conocemos todavía el corazón de Dios. Permanecer es un regalo, un tesoro, el mejor tesoro, que Él nos ofrece incondicionalmente para que demos fruto, para que nuestra vida tenga sentido.

Con toda la buena voluntad del mundo comenzamos compromisos, queremos mejorar nuestro mundo, participamos en grupos de fe, en parroquias y movimientos, tratamos de ser cada día mejores...
Queremos cosas buenas y trabajamos por ellas, pero olvidamos lo fundamental, lo imprescindible: estar unidos a Jesús. Sin Él no podemos hacer nada.

¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?

Como el Amor es la fuente
de ternura y siembra,
de puertas abiertas,
de promesas ciertas.

Como la Justicia es fuente
de miradas limpias,
de opciones honestas,
de normas humanas.

Como la Paz es fuente
del arma desterrada,
de extintas barreras,
de muros tirados.

Como la Palabra es fuente
de verdad desnuda,
de la fe intuida,
de bendición sincera.

Como el Pan es fuente
de estómagos llenos,
de mesas provistas,
de días de encuentro.

Tú eres la vid,
y nosotros los sarmientos,
que han de florecer
con frutos de amor y justicia,
de paz y palabra,
de pan que saciará
el hambre de todos.

José Mª Rodríguez Olaizola, sj

-------------------------

La poda es algo muy frecuente en el campo.
Campesinos y hortelanos son diestros en ella.
Incluso en la ciudad,
los amantes de los árboles y de las plantas
las podan en tiempos señalados.
Obtienen así ejemplares más bellos, más fuertes, más sanos...

Pero con ser una operación tan corriente,
necesaria y positiva,
nos resulta una energía extraña,
cuando no una anti-energía o muerte.

Sin embargo, la poda es ley de vida y crecimiento
de las plantas,... de las personas y de los grupos.
Controla, encauza y orienta las fuerzas;
impide la dispersión, da nuevas energías.
Nos hace crecer y ser nosotros mismos.

Nos poda el Padre, eso dices Tú.
Poda a los que dan fruto, para que den más.
Nos poda a los que bien nos quiere.
Nos corta las alas de la soberbia y de la comodidad
que nos impiden dar fruto y malgastan energía.
¡Corta brotes "naturales", que parecen ser expresión de vida,
para que demos más y mejor fruto!

Nos podan los amigos, el grupo, la comunidad,
a través de relaciones claras y fraternales;
a través de la ayuda, la crítica y la exigencia.
Nos podan cuando ponen en crisis
nuestro estilo de vida y escala de valores;
cuando nos hacen afrontar las incoherencias
y zonas oscuras de nuestro ser.

Algunos se podan a sí mismos para dar más fruto.
Saben decir no a ciertas cosas.
Saben renunciar a bienes positivos y objetivos dignos
para conseguir bienes mayores y tesoros escondidos.
¡Dichosos esos hombres y mujeres!
Dichosos los que viven con ellos, porque participan de su fruto.

La mayoría de las podas vienen sin buscarlas.
Las trae la vida cuando menos lo esperas;
son podas involuntarias, imprevistas, a veces duras y dolorosas,
y no siempre las aceptamos como algo positivo.

Involuntaria o voluntaria
a tiempo o a destiempo,
asumida o rechazada,
la poda es el secreto
de las personas que se han hecho fuertes,
de los hombres y las mujeres que dan fruto,
de quienes tienen vida.

¡Pódanos, Señor!
¡Pódame, Señor!

Florentino Ulibarri

4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

martes, 1 de mayo de 2018

Martes 1 de mayo

Martes de la 5ª semana de Pascua

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 14,27-31a

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: "Me voy y vuelvo a vuestro lado." Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, sigáis creyendo. Ya no hablaré mucho con vosotros, pues se acerca el Príncipe del mundo; no es que él tenga poder sobre mí, pero es necesario que el mundo comprenda que yo amo al Padre, y que lo que el Padre me manda yo lo hago."

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

La Paz es un don de la Pascua, de Jesús resucitado. No nos la da como la da el mundo (a cambio de injusticias y sometimientos). La Paz de Jesús es gratis. Jesús nos ofrece la Paz con Dios, la Paz con los hermanos, con la creación, con nosotros mismos.
            “En mi corazón Señor hay mucha violencia, dame tu Paz”
            “A veces me cuesta aceptarme, perdonarme; dame tu Paz”
            “Gracias Señor por el don de la Paz”

Los apóstoles están tristes porque el Maestro les anuncia su marcha. Y Jesús les dice: “Si me amaráis, os alegraríais”. A todos nos cuesta ver cómo se alejan las personas amadas. Pero no tenemos en propiedad a los amigos, ni a la familia. Tampoco pertenecemos a nadie, sólo a Dios. Y Dios respeta nuestra libertad; es más, la multiplica. Tú y yo, y cada persona tiene el derecho y el deber de seguir su camino, de cumplir su vocación.
            “Danos Señor un amor limpio, que no provoque dependencias”
            “Ayúdanos a encontrar y seguir el camino que nos conduce a Ti”
            “Perdona Señor nuestros intentos de dominar, de quitar libertad”
            “Gracias por habernos creado libres, por querernos siempre”
            “Cura el pecado que hiere y mata la libertad y la felicidad"

Pedimos la Paz del resucitado con esta oración del Obispo Pedro Casaldáliga:

Danos, Señor, aquella Paz extraña
que brota en plena lucha como una flor de fuego;
que rompe en plena noche como un canto escondido;
que llega en plena muerte como el beso esperado.

Danos la Paz de los que andan siempre, desnudos de ventajas,
vestidos por el viento de una esperanza núbil.
Aquella Paz del pobre que ya ha vencido el miedo.
Aquella Paz del libre que se aferra a la vida.
La Paz que se comparte en igualdad fraterna como el agua y la Hostia.”

4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.